viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 2.


-No hay mucho que decir. Vivo a las afueras de Chicago, tengo 15 años y... no sé. Háblame tu de ti.
Joe la miró con los labios entreabiertos, como si quisiera decir algo, pero no sabía como.
-Pues... Para empezar, vivo también a las afueras de Chicago, y también tengo 15 años. Me encanta la música, y leer. Me gustan los deportes, pero no ninguno en especial. Bueno, puede que la natación. No sé.-Miró a Sam, esperando no estar enrollándose demasiado, y clavó sus ojos en los suyos- Odio a mi padre. No me mal interpretes, bueno, si. Porque... mi madre... en fin. Murió hace tres años. Y él, él no me comprende. Tengo la sensación de que nadie lo hace. Y soy como... invisible. 
Sam no apartó sus ojos de los de Joe en ningún momento, y los ojos del chico se habían llenado de lágrimas. Sam recorrió el brazo de Joe lentamente, hasta que llegó a su mano. La sujetó suavemente, y se acercó un poco. Le dio un beso en la mejilla, justo al lado de los labios. Él sonrió un poco, y enlazó sus dedos con los de ella. 
-Gracias, Sam.-Dijo el mientras pasaba su brazo por debajo de Sam despacio, y la acercaba hacia el, colocando el brazo alrededor de su cintura.
-De nada...-Dijo Sam poniéndose un poco colorada. Apenas había espacio entre ellos. 
Entonces Joe le apartó de nuevo el pelo de la cara, y sonrió tímidamente. Sam le miró a los ojos, y después le acarició la mejilla suavemente.
-Deberíamos salir y... ir a comer algo.-Dijo Sam. 
-Pero, estoy bien aquí.-Dijo Joe riéndose un poco. Acercó a Sam un poco más, y cuando sus labios estaban casi rozándose, Joe comenzó rápidamente a hacerle cosquillas. Sam comenzó a reírse con fuerza, Joe se inclinó hacia adelante para poder verla mejor, y siguió con las cosquillas. Ella le agarró de la camiseta con fuerza, riéndose, y rodó por encima de el. Él giró sobre sí mismo, y se quedó sobre ella. Dejó de hacerle cosquillas, aunque los dos se seguían riendo. 
-¿Qué, cómodo?-Preguntó Sam.
-Sí, bastante. Gracias por tu interés.
Sam rió de nuevo, e intentó salir de debajo de él. Joe se apartó, y se sentó en el borde de la cama. Suspiró y se puso en pie. 
-¿Nos vamos?-Preguntó.
Sam asintió, y se puso en pie también. Cogió sus zapatos, y salieron juntos por la puerta. Apenas habían dado dos pasos, y Joe la cogió de la mano, sonriendo para sí. Sam sonrió también, y bajaron las escaleras. 
-Oh, mierda. Se me ha quedado el móvil en tu habitación.-Dijo Sam.
-Bueno, no pasa nada. Vendréis a la fiesta, ¿Verdad? Lo guardaré en cuanto llegue, y te lo daré esta noche.
-Sí, por favor. Pero de todos modos, el problema es que no tenemos cómo encontrar a los demás.
-Pues... podemos dar una vuelta. Seguro que les acabamos encontrando. No pueden estar demasiado lejos, ¿No crees?
Sam asintió, y comenzaron a caminar juntos por todo el internado. Ninguno de los dos sabía exactamente dónde buscar, así que se pasaron unos veinte minutos dando vueltas, hasta que llegaron a una esquina. No se soltaron la mano en todo ese tiempo. 
-Joder. Joe, ven.-Dijo tirando de su mano, y pegándose a la pared, en la esquina.
-¿Que ha pasado?
-Asómate, con cuidado.
Joe la miró curioso, y luego se asomó despacio. Primero lo primero que vio, fue la pizzería del internado. Notó el olor de una sabrosa pizza, y cerró los ojos para disfrutarlo. Se estaba muriendo de hambre. Y cuando los volvió a abrir, vio a Lauren y Ian sentados en un banco. Lauren estaba sentada sobre Ian, y estaban claramente besándose.
-Vaaaaya con tu amiga.-Dijo Joe con el ceño fruncido, cómo si fuera la primera vez que veía algo así. 
-Y que lo digas. Aunque bueno, yo tampoco estoy para hablar. Acabo de salir de tu cama.-Dijo Sam riéndose. 
Joe sonrió. Miró hacia abajo; seguían de la mano. Se inclinó hacia ella y le besó la frente.
-Creo que... deberíamos entrar en la pizzería, por si están Caroline y Drake.-Dijo él tirando un poco de Sam. Ella asintió, y pasaron al lado de Ian y Lauren, intentando no hacer ruido, pero se les escapó una risita, y echaron a correr hacia la puerta del restaurante. Cuando entraron, comenzaron a reírse más fuerte, dieron algunos pasos más riendo y luego miraron alrededor. En una mesa al lado del ventanal, la más apartada de todas, estaban Carol y Drake, hablando muy animadamente. 
-¿Deberíamos ir con ellos, o dejarles solos?- Le preguntó Joe.
Sam se encogió de hombros y miró a Joe, y luego otra vez a Carol. Se dio cuenta de que quería estar con Joe más que nada en el mundo en ese momento. 
-Uhm...¿Que te parece si compramos una pizza y salimos al jardín de atrás a comerla?
-No tengo dinero.-Dijo él buscando en los bolsillos. 
-Yo sí. Ya me invitarás tu otro día.-Dijo Sam mientras se acercaba al mostrador.- ¿Cual te gusta más?
-Me gustan todas. Coge la que tu quieras. 
Acabaron cogiendo una de jamón y queso, y salieron. Cuando llegaron al jardín de atrás, se sentaron en el césped bajo un árbol y comenzaron a comer, mientras miraban como unos chicos entrenaban para natación. Cuando acabaron la pizza, Joe miró a Sam y dijo:
-¿Sabes qué?
-¿Qué?-Preguntó Sam, mientras se pasaba la lengua por los labios. 
-Que...-Comenzó el mientras le cogía la mano y sonreía ladeadamente.-Creo que me va a gustar este curso.
Sam sonrió.
-A mi también.
Y justo cuando se comenzaban a inclinar ambos, alguien apareció delante de ellos.
-Hola, soy Mark Roberts. Encantado.-Dijo un chico bajito, de pelo castaño y ojos oscuros, alargando la mano hacia Sam, sonriendo. 
-Erm... hola. Soy Sam. Y él es Joe. 
-Encantada de conocerte, Joe.- Sonó de repente una voz femenina. Una chica, también bajita, de pelo oscuro y ojos marrones se plantó al lado de Mark, sonriendo falsamente y se inclinó hacia adelante para darle dos besos a Joe. Sam miró hacia otro lado.-Yo soy Daniella. Puedes llamarme Daniel. 
-Encantado.-Dijo Joe, confundido, en un susurro. 
-¿Te apetece dar una vuelta?-Dijo ella mientras jugaba con un mechón de su pelo, y sonreía.

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