viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 1.

Cuando Samantha se bajó del coche en la puerta del internado, miró alrededor y en cuanto vio que no había apenas gente, se dio cuenta de lo tarde que había llegado.
-Mamá, ¿Qué hora es?-Preguntó girándose bruscamente.
-Las doce y media, cariño.
-Oh, no... debo de ser la ultima. Me tengo que ir, mamá. Adiós, te quiero.-Dijo mientras cogía su maleta y le daba un beso en la mejilla a su madre. Segundos después, ya estaba corriendo hacia la sala principal del internado, donde la directora ya había comenzado con su discurso para los de primer curso. Entonces alguien, sin querer, le golpeó en el hombro al pasar.
-Lo siento.-Dijo Sam casi instantáneamente.
El chico que la había golpeado, se quedo mirándola unos segundos a sus profundos ojos azules, y luego apartó la vista rápido y miró al suelo sonriendo, mientras se iba arrastrando la maleta. Era un poco más alto que ella, tenía el pelo un poco ondulado y de lado, y los ojos marrones claros, casi verdes. Sam observó como se iba, hasta que se dio cuenta de que debía prestar atención a la directora.
-... espero que durante vuestra estancia en nuestro internado, que esperamos que sea durante todo lo que os queda de estudios, sea satisfactoria. Pero debéis saber, que necesitáis tener aprobadas todas las asignaturas para el final del curso, o no podréis seguir aquí. Y por último, y espero que nadie olvide esto nunca.-dijo resaltando la palabra "nunca"- Está prohibido, repito, prohibido, ir a la ultima planta, a no ser que estéis acompañadas de un profesor o profesora de este centro. Ya está todo dicho. Podéis consultar la lista de mi derecha para saber con quien...-Pero nadie le dejo responder, todas las chicas que estaban delante de mi se fueron hacia la lista, dejándome a mi sola delante de la directora. Llevaba una camisa blanca con rayas azules, una falda de tubo que le daba más o menos por las rodillas, unos tacones negros altos, y todo el pelo menos un largo mechón recogido en un moño muy alto. Parecía tener unos 30 años cómo máximo.-Buenos días, jovencita. ¿Cómo te llamas?
Sam miró hacia los lados, como comprobando si de verdad se estaba dirigiendo a ella.
-Soy Samantha Courtney.-Dijo por fin tímidamente.
-Encantada de conocerte, Samantha. Soy la directora, Gloria Hawks. Encantada.-Dijo Gloria sonriendo.
Sam le devolvió la sonrisa, y unos segundos más tarde, se comenzó a escuchar el ruido de unos tacones alejándose. En cuanto los demás alumnos y alumnas despejaron las listas, ella se acercó y pasó el dedo lentamente sobre cada nombre, buscando el suyo. Hasta que por fin lo encontró, habitación 103, primer piso, leyó los dos siguientes nombres, que eran los de sus compañeras: Lauren Smith, Caroline McAdams. Cogió su maleta con fuerza, y comenzó a subir escaleras, dirigiéndose hacia la habitación. Picó a la puerta dos veces, y una chica con una larga melena rubia le abrió la puerta.
-Oh, hola. Tu debes de ser Samantha.-Dijo la chica sonriendo.-Yo soy Caroline, y ella es Lauren.
Una chica que estaba tumbada en la cama leyendo saludó con la mano, sonriente.
-Podéis llamarme Sam.
-Vale entonces, Sam.-Dijo Lauren poniendo voz grave y se reía.
Sam se rió un poco, y miró a su alrededor. La habitación era realmente grande. Tenía una televisión, un baño, tres camas y una gran ventana. Se acercó lentamente y apartó la cortina; tenían las vistas perfectas. La piscina, y el bosque. Y un poco más a la derecha, aunque se seguía pudiendo ver perfectamente, estaba el campo de fútbol.
-Ya me imagino a los chicos ahi entrenando.-Dijo Caroline con voz soñadora, mientras se colocaba al lado de Sam. Sam se rió un poco de nuevo, y se mordió el labio. Comenzó a pensar de nuevo en aquel chico que había visto cuando llegó, era realmente adorable. Entonces Lauren la sacó de su ensimismamiento.
-HEY, ¿y si vamos a dar una vuelta? Es pronto. Tenemos mucho tiempo hasta la hora de comer.
-Me parece bien.
Las tres cogieron sus carteras y sacaron un poco de dinero, por si se compraban algo a parte de la comida del almuerzo, y salieron de la habitación.
-Os tengo que contar una cosa que me pasó cuando subía las escaleras.-Dijo Lauren nada más que pasaron la puerta. A Sam le alegró que Lauren hablara tanto, porque así no había silencios incómodos. Carol y Sam la miraron esperando a que hablara.- Pues, cuando estaba llegando al primer piso, un grupo de chicos pasó a mi lado riendo, y uno de ellos se giró y dijo que me pasara por la habitación 112 a las diez de la noche, que iban a hacer una fiesta. Parecían de nuestra edad. Ha sido lo más raro que me ha pasado en mi vida. Es decir, ni si quiera sabían mi nombre y ya me invitaban a una fiesta.
Caroline y Sam se miraron un poco tristes. Habían invitado a Lauren porque era realmente guapa, pero claro, a ellas no.
-Vendréis conmigo, ¿verdad?-Preguntó sonriente.-Vamoooos, ¡lo pasaremos bien! Porfavor.
-Está bien, está bien...
-¿Que os parece si vamos ha hacerles una visita ahora? Sería un poco raro que nos presentáramos allí tal cual. ¿No creéis? 
Las tres se miraron y sonrieron. Luego comenzaron a retroceder, y miraron a la izquierda. El pasillo de la derecha era el de las chicas, el de la izquierda el de los chicos. Comenzaron a caminar por el pasillo, sigilosamente. No había nadie por ninguna parte, así que pegaron una carrerilla y tras coger aire, Carol picó a la puerta. "Ya voy!" Dijo una voz masculina desde el interior de la habitación. Unos segundos después, un chico de nuestra altura, rubio y de ojos verdes, abrió la puerta. Cuando nos vio, primero frunció el cejo y después sonrió.
-¿Pasa algo?
-No, no. Solo es que se nos ocurrió pasar por aquí.- Dijo Lauren sonriendo.
-Oh, ¡tu eres la chica de las escaleras! Genial. Pasad.- Dijo el chico mientras se apartaba para dejarnos entrar.-Yo soy Ian Hastings, el es Drake.-Dijo señalando hacia un chico que sostenía el mando de la playstation, aunque la tenía en pausa. Tenía el pelo negro, y los ojos marrones claros, parecía tan alto como Ian, pero un poco más delgado. Sonrió y saludó.- Y el es Joe.-Terminó diciendo. Los ojos de Sam no parecían creer lo que veían. Era él. El chico de por la mañana. Las saludó con la mano, sonriendo tímidamente. Se le quedó mirando unos segundos, luego apartó la mirada. Lauren las presentó a ellas, y después siguió a Erik, Carol se sentó al lado de Drake en la cama, y comenzaron a hablar de videojuegos. Así que Sam caminó hacia Joe, que estaba tumbado en la cama, con el iPod encendido, y lanzando una pelota de colores en el aire. La miró y se movió un poco hacia la izquierda, para hacerle sitio. Se tumbó a su lado y el se quitó el auricular de la derecha.
-Hola.-Dijeron los dos a la vez.
-¿Te gusta la música?-Le preguntó Joe.
-Sí, me encanta.
-Cómo... ¿The Script?
-Especialmente The Script.-Dijo sonriendo interesada. Entonces el dejó de tirar la pelota al aire y la miró sonriendo ampliamente. Le apartó un mechón de su pelo rubio de la cara para dejar su oreja al descubierto, y colocó el auricular con cuidado.
Se pasaron la siguiente hora cantando, y riendo. Se llevaban muy bien. 
-Chicos, Ian y yo vamos a dar una vuelta.-Dijo Lauren.- ¿Queréis venir?
-Nosotros vamos.-Dijeron Carol y Drake después de lanzarse una mirada.
Joe la miró, casi suplicante. 
-Nosotros nos quedamos. ¿Me dais vuestro número y os llamo luego?
Lauren, Carol, Ian y Drake le dieron sus números de teléfono y se fueron. 
Suspiró, y se dejó caer de nuevo en la cama al lado de Joe. 
-¿Que te parece si nos metemos en la cama?-Pregunto él. Luego se rió y dijo:- No pienses mal.
-No lo hice.-Dijo sonriendo ampliamente.
Entre los dos abrieron la cama, y se tumbaron de nuevo, tapándose con las mantas. 
-Háblame de ti.-Dijo Joe sonriendo.

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