-Pues… no sé, es difícil.-Dijo Jack medio riendo.- Eh… supongo que, ir a las seis y media de la mañana a lanzar piedrecitas a la ventana de tu habitación y pedirte que vayas al baile conmigo, pero no sé si eso cuenta. ¿Te has enamorado alguna vez?
-Sí, eso creo.-Respondió rápidamente Sam, sonriendo un poco.-¿Cuál es tu color favorito?
-El azul oscuro, o negro. ¿El tuyo?
-El azul claro.-Dijo Sam sonriendo.- ¿Eres virgen?
Jack pareció atragantarse con su propia saliva. Miró alrededor nervioso, y soltó una especie de risa mezclada con un resoplo.
-Sí. ¿Quieres seguir jugando?
-Como tu quieras. ¿Quieres?
-No mucho, la verdad.
Sam le cogió la mano, y él la sujetó, sonriendo. Ella se acercó más y apoyó la cabeza en su hombro, y le dio un beso en la mandíbula tímidamente. Jack sonrió, y la rodeó con sus brazos. Pero entonces alguien picó a la puerta. Los dos se miraron confusos, y Jack tuvo que levantarse para abrir.
-¡Hey, que pasa tío!-Dijo un chico muy animado en la puerta, sujetando una maleta. La arrastró hasta el centro de la habitación, y la dejo en una de las dos camas libres, luego miró a Samantha sonriendo.-¿Interrumpo algo?
-¿Qué? ¡No, no!-Dijo Jack nervioso, mirando a Sam y al chico todo el rato.
-Oh, vale. Soy Frank King, por cierto.
-Yo soy Jack, y ella es Sam, mi mejor amiga.
Frank miró a Sam de nuevo, sonriendo. Tenía el pelo un poco más corto que Jack, y era casi rubio, tenía los ojos marrones y era casi igual de alto que el, pero aunque era guapo, no lo era tanto como Jack.
-Encantado, señorita.-Dijo Frank con tono teatral inclinándose, y besándole la mano a Sam.
-Lo mismo digo.-Contestó ella. Notó cómo Jack se ponía tenso.
Frank comenzó a deshacer su maleta, y Jack se fue alejando, caminando lentamente hacia la puerta. Hizo una señal con la cabeza a Sam, que asintió y se acercó a el, sonrió a Frank antes de que Jack cerrara la puerta del todo.
-¿Qué quieres hacer?-Le preguntó Jack.
-Creo que leeré un rato. No tengo ganas de salir más hoy hasta que sea de noche.
-¿Que? ¿Porqué? Venga, lo pasaríamos bien.
-No lo dudo, pero es que tengo que empezar a pensar en el baile, ya sabes.
Jack asintió lentamente, aunque en realidad, no sabía lo que quería decir. Dio un suave golpe a Sam en el brazo, y ella sonrió, se dio la vuelta y se fue de camino a su habitación.
. . . .
Eran ya las ocho y media cuando alguien picó a la puerta de Sam, Lauren y Caroline. Las tres se habian puesto sus vestidos: Lauren uno azul claro, Caroline uno rojo, y Sam el negro. Lauren se arregló el pelo de nuevo antes de correr a abrir la puerta.
-¡Oh, Ian!-Dijo emocionada abrazándole. En cuanto se soltaron, miró a los demás.-Hola Jack, hola Drake. ¡CAROLINE, SAMANTHA!
Los chicos pegaron un bote del susto que les dio el grito, y en unos segundos Carol salio del baño y cogió a Drake de la mano, se despidieron y desaparecieron. Lo mismo hicieron Ian y Lauren unos segundos después.
-¡Jack, pasa!-Gritó Sam desde el interior de la habitación.
Entró y miró alrededor. Nunca había entrado en la habitación de Sam, y cuando la vio frente al espejo, peinando su larga melena rubia, el corazón le dio un vuelco, y se preguntó si realmente era posible que se hubiera enamorado de ella.
-¿Y bien? ¿Qué te parece?-Preguntó Sam.
-Es… es… estás preciosa, Sam.- Respondió. Y al terminar de decirlo, lo que pensaba era “Cómo siempre.” Sam le miró y se puso un poco colorada, pero sonrió ampliamente. Susurró: “Gracias”.
-Siempre he pensado en teñirme el pelo de negro, pero quedaría cómo… raro, ¿No?
Jack se encogió de hombros, pensó “Seguirías estando preciosa”.
-Bueno, pues, vamos entonces.-Dijo Sam mientras enganchaba su brazo con el de Jack y salían de la habitación sonriendo.
Cuando llegaron al salón principal, vieron a dos hombres enormes vestidos de negro a cada lado de la puerta. Dijeron sus nombres, y les dejaron pasar. La sala estaba decorada muy elegantemente, lo cual no pegaba en absoluto con la música rock que estaba sonando. Carla se paseaba por allí con un vestido punk, que le quedaba realmente bien, mientras repartía aperitivos. Se acercó a ellos y dijo:
-¡Hola chicos! Wow, Samantha, ese vestido te queda realmente genial. Puedes quedártelo.
-¿En serio?
-¡Por supuesto!-Dijo sonriendo-¡Nos vemos!
Los dos la vieron desaparecer entre la multitud, que se apelotonaba junto al escenario. Caminaron hacia allí, y empezaron a bailar. La primera hora pasó entre risas, y bailes, y canciones que nadie más que ellos parecía conocer. Fue durante una de esas canciones durante la que Sam se dio cuenta de lo guapo que estaba Jack con su traje negro, muy elegante. Y pegaba totalmente con el negro de su vestido, lo cual eran puntos extra. Conocieron a prácticamente todo el curso, pero Sam solo se quedó con algunos nombres. Entonces una chica se acercó a Jack y le preguntó si podía bailar con ella esa canción, Sam la observó; era muy guapa. Dejó que Jack se fuera con ella, aunque vio cómo Jack se quejaba, y refunfuñaba cuando la chica tiró de él.
-Estás muy guapa.-Susurró una voz detrás de Sam. Se giró rápidamente, y se encontró a escasos centímetros de Joe. Dio dos pasos hacia atrás, y caminó hacia las mesas con comida.-Eh, venga. Deja ya de evitarme. Lo siento, ¿Vale? Apareció cuando tu no estabas y me pidió que viniera con ella, eso es todo.
Sam se quedó totalmente helada, y notó cómo la ira se apoderaba de ella. Cogió un vaso de agua, se giró bruscamente y dijo gritando (para que pudiera oirle, y simplemente porque tenia ganas de gritarle):
-Claro, y pensaste que lo mejor que podías hacer era decir que si porque, claro, ¿Qué soy yo comparada a ella, verdad? Pues, ¿sabes qué? No quiero saber nada más de ti. Olvidame. Vete con Daniella, me da igual. –Luego hizo una pausa, durante la que ninguno de los dos habló, hasta que dijo:-Creía que eras diferente.
-Y lo soy, Sam… Yo…-Pero ella no le dejó seguir, y dejó caer su vaso de agua, empapándole los zapatos.
-No. Adiós, Joe.
Echó a caminar de nuevo hacia la pista de baile, sin mirar atrás, y entonces apareció Jack, que la cogió por la cintura y la arrastró fuera, al gran balcón. Había otras dos parejas, pero era tan grande que al ponerse en una esquina, nadie les oía, ni oían a nadie.
-Vi que Joe se acercó a ti.
Sam le miró sorprendida, y dijo:
-Sí, bueno… le he gritado. Y luego le empapé los zapatos.-Dijo Sam soltando una risita nerviosa- Iba a tirarle el vaso por la cara, pero no quería causar más dramas.
Jack se rió un poco, y la rodeó con el brazo acercándola a él.
-Esto no esta siendo tan divertido cómo yo pensé que sería…
-No dejes que un idiota te arruine la noche.
-Tienes razón, él no merece la pena. Te tengo a ti.-Dijo Sam sonriendo, aunque no miraba a Jack, simplemente miraba hacia el cielo, estaba nerviosa.
-Estás preciosa.
-Y tu estás muy guapo.
Se hizo un silencio extraño, pero que de algún modo, hizo a Sam sentirse bien. Jack la cogió de la mano, y ella la sujetó.
-¡Hey, tío, te estaba buscando!-Dijo una voz entonces detrás de ellos. Era Frank.- He visto a una chica preciosa, pero esta bailando con un pringado. ¿Puedes ayudarme a librarme de el?-Continuó sin darse cuenta del momento que había arruinado. O, puede que si se diera cuenta pero lo disimulara bien.
-Oh, pues, eh…-Dijo Jack mirando hacia abajo, acariciando la mano de Sam. Ella le miró y asintió lentamente, y se apartó de él, caminando hacia la pista de baile.- Mierda…-Susurró.
-¿Entonces vienes, o no?
-Esta bien. ¿Qué tengo que hacer?
-Dile a la chica que alguien la está buscando. Y que vaya al balcón, pero díselo al oído, no quiero que ese chico lo oiga. ¿Por favor?